Y el tiempo pasó rápido y ligero, el malo Lobo siguió su rutina, la tormenta estaba parando y despejado el cielo veía las estrellas brillar, iba a todas partes y a cada instante, el recuerdo de la Caperuza estaba conmigo, siempre lo estaba y lo estará, a pesar del daño causado.
Ella vivía en queminportismo, y no le importaba caerse y seguir hundiéndose más,lo seguía haciendo siempre, su orgullo era inmenso, buscaba otra oportunidad de vida, pero al final caía por que ya era su forma de ser, pero siempre llevaba consigo a otro individuo, el daño y desconsideración fluctuaba por sus venas, y siempre en su cuento encapuchado era la víctima pero nunca pensaba en el daño producido al Lobo malo.
Y encontrarte no fue como lo esperaba, había cosas buenas y malas, el recuerdo latente era como si no pasaría el tiempo, la alegría y la nostalgia rondaban esos momentos, pero todo no era felicidad, como cuento de hadas, el Lobo era el malo en la versión de la Caperucita, así nuevamente la distancia nos cobraría factura y la historia cambiaría de rumbo.